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La Isla De Es Vedra, lugar mágico de Ibiza.

Es Vedra,  es un bellísimo islote en la isla de Ibiza, considerado como lugar mágico, con una enorme fuerza enigmática que miles de personas afirman haber sentido. La isla tiene una herencia espiritual rica, cuya reputación como tal tiene más de 3000 años.  Es conocida por su vibración musical, sus atardeceres hipnóticos y su magnetismo. Un lugar que ha servido de inspiración a escritores, pintores y músicos. Una larga lista en la que figuran nombres como Mike Olfield, Pink Floid, Deep Purple ,Bob Dylan, Nacho Sotomayor & Bebe entre otros. Realidad o ficción, esta espectacular mole con forma de pirámide, hace pensar que con su magnetismo y fuerza arropa a las isla de Ibiza y su impresionante imagen provoca inevitablemente a quien lo pueda observar de todo menos indiferencia. 

En el siguiente video se muestran imágenes con música de Nacho Sotomayor y voz de Bebe en una improvisación frente a Es Vedra, de ahí su frescura.                        . 

La contaminación es mínima, el aire fresco y el agua cristalina es abundante. El espacio abierto es amplio, la flora y la fauna cambian constantemente con las estaciones.  Por todas estas razones, Ibiza genera altos niveles de una energía natural y positiva que fluye constantemente, envolviendo a sus habitantes en un aura feliz y sin preocupación…esto hace que Ibiza resulte ser la elección obvia para practicantes de Yoga, Meditación, Pilates y cualquier tipo de actividad dónde la comunión cuerpo-mente-entorno sea posible.

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El islote es famoso en todo el mundo por la belleza de sus aguas cristalinas pero también por ser el escenario de fenómenos naturales realmente insólitos. Hace miles de años, Es Vedra formaba una sola masa con la costa isleña, para separarse después, quedar frente a ella como un fabuloso centinela de piedra y convertirse, en un foco de irradiación magnética que envuelve y a la vez protege a la isla entera, dotándola de su aura de misterio. Repleto de grutas de difícil acceso, no parece pertenecer a este mundo. Psíquicos, parapsicólogos e investigadores que lo han visitado o han navegado por sus aguas, aseguran que el islote es un extraordinario acumulador de energía, al estilo de las pirámides de Egipto, del círculo de piedra de Stonehege ó las estatuas de la isla de Pascua.

Investigadores de los fenómenos paranormales aseguran que parece existir una relación directa de la zona con el fenómeno OVNI y afirman que Es Vedra forma parte del llamado “Triangulo del silencio”, formado entre Es Vedra, el imponente Peñón de Ifach y la costa suroeste de Mallorca, con efectos muy parecidos al famoso Triangulo de las Bermudas.

Ingravito-IbizaEn aguas de Es Vedra las palomas mensajeras pierden el sentido de la orientación y no saben regresar al palomar. Se han producido y existen testimonios documentados de marineros y pescadores que aseguran haber visto objetos extraños pasar o navegar bajo sus embarcaciones, luces singulares entrando o saliendo de las aguas… e incluso hay quien defiende que, al ser una pirámide natural que irradia energía, los objetos volantes no identificados,  se aproximan a esa zona para aprovecharse de dicha energía magnética, o quizás para esconderse en las profundas y tranquilas aguas.

En la zona existe interferencia para los radares de las embarcaciones y aviones, hay testigos que afirman haber visto, avistamientos de objetos no identificados, luces, extraños sonidos, visiones, etc en las tranquilas aguas de Es Vedra ó en el mismo islote.

Se da, además, la singular circunstancia de  uno de los casos ovni más importantes de los muchos registrados en España, el “caso Manises” (cuando el 11 de noviembre de 1979 la cercanía de un ovni obligó a un avión comercial que se dirigía desde Palma de Mallorca a Tenerife a desviarse de su ruta y realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto valenciano de Manises), Es Vedra tuvo un importante protagonismo. El punto más álgido del caso, tuvo lugar encima mismo de la vertical del islote de Es Vedra.

Según el escritor Miguel Ángel González,  es como si el formidable peñón nos hubiera dejado en su propia voz algún significado revelador y, al mismo tiempo, prefiriese mantener su secreto en el anclaje de su soledad. El hecho es que, de momento, frente a Es Vedra sólo tenemos lo que vemos: un gigantesco animal petrificado, una imponente emergencia marina, un bastión natural que sorprende, dada su poca base, por su extremada verticalidad, por su poderosa presencia, por su magnética geología que nos remite a un pasado en el que se funden y confunden la realidad y la leyenda, el ensueño y la memoria, la historia y el mito. Pero que también, como algunos han visto, puede lanzarnos a un futuro de visiones apocalípticas y pavorosas.

Es Vedra, si lo asaltamos desde el mar –como debe ser, no en vano se trata de una isla–, es un lugar que nos hace sentirnos pequeños. Y más aún. Exige cierta reverencia, que infunde respeto, que impone su ley. La roca sobrecoge en la luz incierta del amanecer, se desvanece fantasmagóricamente en la calima cenital del mediodía y en las atardecidas se enciende con la fragilidad del cristal. En días de encalmada, puede oírse la respiración del mar en las rocas y el lugar puede contagiarnos una forma de extraña y peligrosa somnolencia, «la asesina inocencia del mar» que dijo Yeats en un verso memorable. Pero, contrariamente, si nos atrapa una tormenta cerca de Es Vedra, sus oquedades revientan con los golpes sordos de la mar y sus crestas retumban como tubos de un órgano gigante.

Ingravito-Es-Vedra-AtardecerEs Vedra nos ofrece un panorama propicio a las ensoñaciones y ha dado no pocos relatos para contar al amor de la lumbre. En semejante paraje, nada sería más normal que toparse con titanes, cíclopes, ninfas o leviatanes marinos como el perverso Escila que cita Homero. Antiguamente, posiblemente confundidos por la foca monje que habitaba sus grutas y sus fondos, algunos lugareños aseguraban haber visto sirenas que les llamaban desde sus simas oscuras como ya les sucedió, en los tiempos antiguos, a Ulises y a sus compañeros de viaje. Según cuentan algunos ancianos de Es Cubells, parroquia cercana a Es Vedra, algunos pescadores más osados se preguntaban si aquellos seres, mitad peces y mitad mujeres, serían comestibles. Se llegó a la conclusión de que el dilema no tenía solución porque aunque aquellas criaturas podían comerse de cintura para abajo, -es decir, la cola de la sirena-, hacerlo de cintura para arriba era literalmente antropofagia. Olvidarón la idea de llevárselas a la cocina y pensaron que era mejor hacerse sordos a sus cantos, dejando que alimentaran sus sueños .